Un día más la jornada ha comenzado con un buen desayuno temprano en nuestro apartamento en Brooklyn, unas buenas tostadas y un zumo para salir a la calle con las pilas puestas.
Chelsea Market
Nuestra primera parada de hoy sería Chelsea Market que es una especie de pabellón industriar reconvertido en zona de restauración con unos cuantos locales interesantes donde comer, tomar un café o simplemente dar un paseo. Gente conocida nos había hablado de la maravilla de langostas que se pueden comer en este lugar, pero las 9AM no es momento de langostas. Nos dimos una vuelta por el mercado, aprovechamos para ir al baño y al siguiente punto.
El siguiente punto de la ruta es un curioso parque alargado que se ha construido a lo largo de una antigua vía de tren, el Highline. Sin duda uno de los rincones que mas me ha gustado de Nueva York.
Lejos del trajín y espectacularidad de los edificios de la quinta avenida, este remanso de paz te hace disfrutar de la ciudad de una manera más slow.
Es un bonito paseo con vistas al barrio de Meatpacking de casitas bajas, lleno de galerías de arte y con mucho encanto.
Tras bajar de las alturas del Highline nos dimos una vuelta por el barrio de Meatpacking que está lleno de galerías y artistas bohemios que en el remanso de paz de este barrio hacen funcionar sus brillantes cabezas lejos del mundanal ruido de la gran urbe. Unas manzanas más abajo se extiende el barrio de Greenwich conocido por sus casitas bajas y al igual que Meatpacking por ser un barrio tranquilo por donde pasear tranquilamente. En este barrio se encuentra la fachada de la cabecera de la serie “Friends”
Despues de este remanso de paz tocaba volver a la gran manzana para hacer nuestra primera subida al Empire State, ya que con la New York City Pass teníamos posibilidad de subir dos veces, una de día y otra a la noche.
El día no era el mejor del mundo, pero bueno venir en Noviembre tiene estas cosas. Aunque también tiene cosas buenas, solo 4 colgados como tu suben al Empire State en esas fechas. La verdad es que los datos de este edificio son escalofriantes, a mi el que más me chocó es que se construyera en solo 11 meses y encima por debajo de lo presupuestado, ver para creer.
Ya desde arriba contemplamos las espectaculares vistas de la gran manzana. Low Manhattan escondida entre la bruma, pero a decir verdad también tiene su encanto.
Ya de nuevo a nivel de mar, pusimos rumbo al embarcadero que está al oeste de Manhattan a la altura de la 43 para coger un ferry que nos daría una vuelta por el rio hasta el puente de Brooklyn al atardecer. Ya habíamos realizado el viaje en ferry a Staten Island (que es gratis) pero este (incluido en la City Pass) tiene su encanto ya que vas hasta el puente de Brooklyn y pasas realmente cerca de la estatua de la libertad que como no teníamos intención de visitar nos servía más que de sobra para darla por vista.
Esta vez si con un atardecer de película el día nos dejaba, a unas tempranas 17.00 de la tarde, poco antes de llegar de vuelta al puerto del que habíamos salido.
Ya con noche cerrada nos acercamos de nuevo al Empire State para subir y ver Manhattan encendida, pero nuestro gozo en un pozo, la segunda visita había que hacerla después de las 20.00, así que nada un nuevo paseo a Time Square para comernos unos M&Ms de la tienda más grande del mundo de la marca, sentados contemplando las pantallas que bombardean publicidad.
Ahora si, pasadas las 20.00 volvimos a contemplar Manhattan con todas sus luces y su encanto nocturno. Esta vez sin pararnos con las explicaciones de la audioguia ni nada la visita fue rápida y antes de las 22.00 estábamos cenando tan ricamente en casa para cerrar los ojos a una hora prudente para arrancar de nuevo pronto al día siguiente