Como todos los días nos reunimos con Gopal a primera hora de la mañana. Después de estar con las tripas un poco revueltas despertarte con un hambre voraz es presagio de que todo empieza a funcionar de nuevo. La verdad es que no tengo muy claro cuál ha sido el origen si empacho, indigestión o las dos cosas.
El caso es que tras casi 24 horas sin probar bocado todo mi organismo ha vuelto a la normalidad. No he tenido ningún capítulo de salir corriendo al baño, mis intestinos estaban en su sitio, pero la tripa la tenía cerrada a cal y canto.
Hoy teníamos largo viaje por delante también, la siguiente parada era Agra y su majestuoso Taj Mahal, aunque de camino teníamos varias paradas.
Monkey Temple
La primera de ellas “Monkey Temple”. El hinduismo no se anda con tonterías, otorga la categoría de dios a todo bicho viviente, en este caso los monos.
El “Monkey Temple” es un edificio bastante vistoso encajado en una garganta y obviamente regentado por una colonia de monos que a diferencia de los de otros muchos sitios estos no eran unos cabrones, no robaban la comida, ni objetos a los turistas quizá por eso les hayan dejado ser “dioses”.
Escaleras arriba fuimos cogiendo altura y fuimos descubriendo más y más familias simias, llegados a un punto donde parecía que se acababa el templo un chico que pasaba por allí nos dijo que colina arriba había unas vistas muy bonitas y que merecía la pena. Con ganas de estirar las piernas y sabiendo que quedaban horas de coche echamos a andar cuesta arriba.
Por el camino un grupo de tres chavales se nos acercaron al son de “Where are you from?” La verdad es que en este país es difícil mantener el equilibrio. Responder un silencio incomodo es verdaderamente maleducado, pero responder correctamente es entrar en una amena conversación que para cuando te quieres dar cuenta ya te han enseñado 3 templos.
La verdad es que pasamos un rato agradable con los tres, cual pastorcillos en miniatura nos enseñaron los rincones del lugar y nos acercaron algunos macacos para darles de comer.
Con un poco de mala gana al final les dimos algunas rupias ya que la verdad es que se habían portado muy bien con nosotros a pesar de que su lugar no debería ser ese sino la escuela. Tras una amena bajada con los tres llegamos al coche donde nos esperaba Gopal.
Motor en marcha y rumbo al siguiente punto. Gopal nos llevó a una pequeña aldea bastante perdida donde la verdad es que la pobreza era más latente que en ningún sitio. Al llegar un buen grupo de niños se acercaron a las ventanas del coche a pedir dinero directamente, sin fotos ni souvenirs de por medio.
La situación era un poco violenta, estar dentro de tu burbuja de cristal viendo el panorama es un poco desolador, pero bueno esto es lo que hay en este país, si hubiéramos querido ver otra cosa estaríamos en Bora-Bora.
El caso es que esta aldea escondía un monumento bastante peculiar. Gopal nos contaba que como me gustaban las fotos nos había traído aquí ya que seguro nos gustaría, bingo.
El sitio era una especie de pirámide invertida hundida en el suelo, la verdad es que tenemos curiosidad por conocer algo más de esta construcción cuando lleguemos a casa. Sorprendidos por el sitio volvimos al coche rumbo ahora si a Agra.
Por el camino un pinchazo hizo detenernos en medio de la nada y ver como Gopal con gran destreza reparaba el pinchazo. No cambió la rueda simplemente lo reparó .
Gopal no solo era amable y atento sino que también un fiera. Con la rueda como nueva seguimos rumbo a Agra, el Taj Mahal estaba cada vez más cerca.
Agra
Nada más llegar a Agra fuimos a visitar el “Red Fort” otra espectacular construcción amurallada de piedra roja. Un sopapo más en la taquilla y para adentro. Dentro el lugar era enorme, mil rincones para visitar y ni una vitrina con vajilla del siglo X, ¡bien! Una vez más un grupo de indios quiso sacarse fotos con nosotros, bueno esta vez con Laura. Esta vez ya era de traca, un colegio entero profesoras incluidas paso por el photocall con la estrella del día, Laura.
Dentro de la fortificación había una mezquita, al entrar a ella un amable indio nos asaltó con el ya conocido “Where are you from”, con un pequeño bagaje ya en esto de la amabilidad encubierta le advertimos que no queríamos guía y que no íbamos a darle nada, él nos decía que no era guía y que no teníamos que darle nada. Efectivamente no nos pidió nada, solo terminó la visita en la tienda de su hermano, son únicos para esto del negocio la verdad.
Ya a nuestro aire un adorable crío de unos 6 años se nos acercó a vender unas postales, pero nuestra respuesta estaba clara. Durante 10 minutos el crío estuvo siguiéndonos intentando explicarnos las cosas que había conseguido aprender del lugar pero lo heavy del asunto es que muchas palabras las decía en castellano, es acojonante lo que agudiza el ingenio la necesidad.
Con la cantinela de “cuidado” cada vez que aparecía el escalón fue acompañándonos por toda la mezquita. Era un crío dulce, un crío que se veía que hacía lo único que le habían enseñado hacer, pero sin ninguna malicia y con una dulzura propia de su edad.
Más adelante ocurrió algo que de veras me dejó helado. En un quiebro, uno de sus compañeros se puso a ofrecernos postales también y el pequeño no quería dejarse ganar por el mayor y le apartaba como podía.
En un momento de descuido el pequeño se tropezó y se cayó, inmediatamente me agaché a recogerlo preguntándole si estaba bien. Su actitud había cambiado, la rabia se podía ver en sus ojos, el niño inocente de 30 seg atrás se había escondido. Salió como un rayo a pegar a su compañero con la rabia contenida de haberse visto inferior y superado.
En menos de 10 seg se estaban pegando con una formas muy, muy distantes a los chicos de su edad. Yo me quedé de piedra, fui incapaz de reaccionar me acerque tímidamente a separarles pero un grupo de personas (supongo que familiares) acudió a separarles.
Yo estaba a escasos 3 mts del crío que lloraba desconsolado tirado en el suelo, abatido, impotente, nadie de los que le había separado acudió a consolar. Le observé desde mi distancia durante unos segundos triste, consciente de la vida que lleva ese niño y sobre todo la que le queda por delante, en la que intuyo que su única forma de sobrevivir es llorar demasiadas veces solo, sin ayuda hasta que una dura coraza se forme a su alrededor y encierre para siempre esa dulzura que desprendía.
Nos fuimos alejando sin hablar con esa sensación que se tiene al salir del cine tras una peli dura pero la diferencia es que esto no tenía guión, no había actores, era real. No pude evitarlo, un sentimiento de culpabilidad me recorría por dentro a pesar de que no había tenido nada que ver en el percance, me giré y fui a buscarle con un paquete de chicles que me dio Laura, esta vez me dio igual que tuviera que estar en la escuela y que no está bien regalarles cosas, pero a nadie le amarga un dulce ¿no?.
Rumiando esta historia fuimos deshaciendo al camino ya de noche y un poco perdidos, pero finalmente llegamos hasta Gopal que nos llevó al hotel, había que acostarse pronto el Taj Mahal nos esperaba a las 6.30 de la mañana.
2 responses
Estoy disfrutando leyendo tu blog porque hasta ahora está siendo parte de la ruta que yo misma hice hace un par de años y me está trayendo muchos recuerdos! Me ha encantado la pirámide invertida y no había oído hablar de ella, dónde es exactamente?
Que bueno Sabina, mola saber que la gente lo lee y disfruta!!!
Joe, pues si te soy sincero solo sé que está entre Jaipur y Agra, porque fue algo inesperado, de camino a Agra nuestro chofer nos paró allí sin saber muy bien si se había desviado del camino o no. Tengo por ahí una foto de la placa con el nombre del sitio para investigar a la vuelta, ya te contaré!