Arrancaba el último día, los últimos kilómetros para poder decir, sin ningún pero que había logrado tocar el techo de África y llegar a buen puerto. Ya con el buen sabor de boca de saber que la ducha quedaba muy cerca y que la parte más dura estaba en el bolsillo nos sentamos a dar cuenta de nuestro último desayuno con Filex, nuestro guía. Buche lleno, mochilas armadas y comenzaban lo que creíamos que serían las últimas 3 h de caminata, antes de llegar a Puerta Marangu donde nos recogería la furgo para dejarnos en el hotel de vuelta.
Os puedo asegurar que ningún “Lost in traslation” me ha dolido tanto como este. Resulta que no nos entendimos bien con Filex, y tras llegar al campamento que estaba a 3h, y donde nosotros creíamos que terminaría todo, Abraham nos comunica que no, que quedan aún 3h más hasta Puerta Marangu. La verdad es que nos lo tomamos a risa, pero con el cansancio acumulado y la emoción de creer que ya estaba, fue una puntilla muy dolorosa. Así que nos armamos de valor, bebimos un poco de agua y comimos un poco, ahora si, para las última tres horas de caminata. La verdad es que se hicieron eternas. El cansancio, las ganas de llegar, las rodillas y los pies doloridos de tanto bajar hacen buena mella, y fueron 3 horas que las fuimos amenizando como pudimos con algo de música en el móvil, pero fueron realmente interminables.
Pero el momento finalmente llegó, y volvimos al mismo punto donde hacía 6 días habíamos comenzado esta aventura, Puerta Marangu. Una sensación de cansancio y felicidad te recorre el cuerpo cuando pones tu culo en la furgo rumbo al hotel, y qué decir de la primera ducha en 6 días…, celestial.