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Descubre Qué Ver Cerca de Vitoria – Gasteiz: Naturaleza, Historia y Cultura

¿Estás buscando qué ver cerca de Vitoria - Gasteiz?

Los alrededores de la capital alavesa son un verdadero tesoro, con lugares que combinan historia, naturaleza y cultura.

Desde el impresionante Salto del Nervión, la cascada más alta de la península, hasta el Valle Salado de Añana, una maravilla de la ingeniería salinera.

Sin olvidar destinos como el Santuario de Estíbaliz o el pintoresco pueblo de Oñati. Tanto si eres amante del senderismo como de la historia, los alrededores de Vitoria te sorprenderán con su diversidad y belleza.

¿Qué encontrarás en este Post?

Vitoria – Gasteiz, la capital verde del País Vasco, es una ciudad llena de encanto, historia y espacios naturales. Sin embargo, más allá de sus límites, se extiende un territorio repleto de sorpresas y lugares únicos que bien merecen una visita.

Desde impresionantes parques naturales hasta pueblos medievales llenos de historia, los alrededores de Vitoria ofrecen una combinación perfecta de cultura, naturaleza y aventura. Si estás buscando qué ver cerca de Vitoria – Gasteiz, prepárate para descubrir un sinfín de maravillas que harán que tu viaje sea inolvidable.

Guias De Viaje De Vitoria - Gasteiz

El Parque Natural de Gorbeia

A solo unos kilómetros de Vitoria, el Parque Natural de Gorbeia es uno de los destinos más impresionantes para quienes buscan desconectar de la rutina y sumergirse en la naturaleza. Este vasto espacio natural, que se extiende entre Álava y Bizkaia, ofrece un entorno privilegiado de montañas, bosques y senderos que parecen sacados de un cuento. Con una superficie de más de 20.000 hectáreas, Gorbeia es el parque natural más grande del País Vasco y un verdadero paraíso para los amantes del senderismo, la escalada y la observación de fauna salvaje.

El punto más emblemático del parque es el monte Gorbea, con una altitud de 1.482 metros. Su famosa cruz de hierro, que corona la cima desde hace más de un siglo, se ha convertido en un símbolo tanto para los montañeros como para los locales. La subida al Gorbea es una de las rutas más populares y desafiantes, pero las vistas desde la cima recompensan con creces el esfuerzo. Desde allí, se puede contemplar un paisaje espectacular que abarca desde la costa cantábrica hasta los montes de Álava.

Además de la emblemática cumbre, el parque alberga otros tesoros naturales que merece la pena descubrir. Las cascadas de Gujuli, con una caída de 100 metros, son un espectáculo que deja sin palabras, especialmente en los meses más lluviosos cuando el caudal es mayor. También destacan los hayedos centenarios de Otzarreta, un rincón mágico donde los árboles retorcidos y el musgo cubriendo el suelo crean una atmósfera casi mística.

Qué Ver Cerca De Vitoria

El Parque Natural de Gorbeia no solo es conocido por su belleza paisajística, sino también por su rica biodiversidad. Aquí habitan especies protegidas como el buitre leonado, el águila real o el gato montés, lo que convierte a la zona en un paraíso para los observadores de aves y otros animales. Además, el parque está salpicado de antiguos caseríos y pequeñas ermitas que cuentan historias del pasado rural de la región, añadiendo un toque cultural a la experiencia.

Para quienes prefieren rutas más tranquilas, Gorbeia ofrece senderos de distintos niveles de dificultad. Desde paseos suaves entre los bosques hasta recorridos más exigentes por las cumbres, hay opciones para todos los gustos y niveles de preparación. Incluso se pueden realizar actividades como paseos a caballo o rutas en bicicleta de montaña.

Laguardia

A menos de una hora de Vitoria, en plena Rioja Alavesa, se encuentra Laguardia, un pintoresco pueblo medieval que parece haberse detenido en el tiempo. Con sus calles empedradas, murallas bien conservadas y bodegas subterráneas que se extienden bajo la ciudad, este destino es uno de los lugares más encantadores y recomendables para visitar cerca de Vitoria.

Laguardia es conocida como la capital del vino, y no es para menos. Su tradición vinícola se remonta a siglos atrás, y hoy en día es el corazón de la producción de algunos de los mejores vinos de la Rioja Alavesa. Pasear por sus estrechas calles es como hacer un viaje en el tiempo, con cada rincón contando una historia, desde las iglesias góticas y renacentistas hasta las bodegas que han pasado de generación en generación.

Una de las actividades imprescindibles en Laguardia es visitar sus famosas bodegas. Muchas de ellas se encuentran bajo las casas y plazas del pueblo, formando un auténtico laberinto subterráneo de túneles y galerías que fueron excavados durante la Edad Media. Aquí, el vino envejece en condiciones ideales, y los visitantes pueden disfrutar de catas y tours guiados donde aprenderán todo sobre el proceso de elaboración del vino. Bodegas como Ysios o Marqués de Riscal, con sus modernas arquitecturas y sus viñedos que se extienden hasta el horizonte, ofrecen una combinación perfecta entre tradición e innovación.

Pero Laguardia no solo es vino. Sus murallas, construidas en el siglo XIII, aún rodean el casco antiguo, protegiendo joyas arquitectónicas como la Iglesia de Santa María de los Reyes, con su imponente pórtico policromado que data del siglo XIV, o la Iglesia de San Juan Bautista, con su torre barroca que ofrece vistas panorámicas del pueblo y los viñedos circundantes.

Qué Ver Cerca De Vitoria

Otro de los encantos de Laguardia es su entorno natural. Situada en una pequeña colina, el pueblo ofrece vistas espectaculares de los viñedos que lo rodean y de la sierra de Cantabria al fondo. Además, en los alrededores se pueden encontrar vestigios prehistóricos como los dólmenes de la Chabola de la Hechicera, uno de los monumentos megalíticos más importantes de la región.

Salto del Nervión

Si lo que buscas es un espectáculo natural cerca de Vitoria, el Salto del Nervión es, sin duda, una parada obligatoria. Con una imponente caída de 222 metros, este salto de agua se erige como el más alto de toda la península ibérica, y su majestuosidad es un verdadero deleite para los amantes de la naturaleza y la aventura. Situado en la frontera entre Álava y Burgos, a unos 45 minutos en coche desde Vitoria, el Salto del Nervión es un lugar que deja sin aliento.

El salto se encuentra en el Cañón de Delika, una impresionante formación geológica que se extiende por kilómetros, ofreciendo un paisaje de acantilados abruptos, bosques frondosos y vistas panorámicas que invitan a detenerse en cada rincón. El agua del río Nervión se precipita desde lo alto, creando una cortina de agua que, en épocas de lluvias o deshielo, alcanza su máximo esplendor. La mejor época para visitar este lugar es durante el invierno o la primavera, cuando el caudal es más fuerte y el salto se despliega en toda su magnitud.

Para llegar al mirador principal, que ofrece una vista frontal del salto, hay una ruta de senderismo fácil y bien señalizada. El recorrido, de aproximadamente 3 kilómetros, transcurre a través de un paisaje natural asombroso que aumenta la expectación a medida que te acercas al borde del cañón. Desde el mirador, el espectáculo es inigualable: el agua cayendo desde las alturas y el eco retumbando en las paredes del cañón crean una atmósfera de pura grandiosidad. Para los más aventureros, existen rutas más largas y desafiantes que recorren el fondo del cañón, donde se puede sentir la fuerza de la naturaleza desde otro ángulo.

Qué Ver Cerca De Vitoria

Además de su imponente caída, el Salto del Nervión es hogar de una rica biodiversidad. A lo largo del recorrido, es común ver buitres leonados sobrevolando las paredes del cañón, así como otras especies de aves que anidan en la zona. Los bosques cercanos también albergan una variedad de fauna y flora, haciendo del entorno un lugar ideal para la observación de la vida silvestre.

Valle Salado de Añana

A solo 30 minutos de Vitoria, el Valle Salado de Añana es uno de los tesoros más singulares de la región y una de las salinas más antiguas del mundo. Este fascinante paisaje de terrazas blancas y estructuras de madera lleva en funcionamiento desde hace más de 6.000 años, y aún hoy se sigue produciendo sal mediante técnicas tradicionales que han pasado de generación en generación. Declarado Monumento Histórico y Bien de Interés Cultural, el Valle Salado es mucho más que una simple salina; es un testimonio vivo de la historia y la cultura alavesas.

El paisaje del Valle Salado es realmente único. Decenas de plataformas de evaporación, llamadas “erares”, se extienden por las laderas del valle, formando un entramado de terrazas que brillan bajo el sol. A lo largo de los siglos, los habitantes de Añana han aprovechado las aguas salinas que brotan de manantiales subterráneos, construyendo estas estructuras ingeniosas para recoger la sal de manera sostenible. Lo que resulta más sorprendente es que la técnica para extraer la sal apenas ha cambiado desde la antigüedad: el agua salada se distribuye por los erares y, gracias a la evaporación natural, se cristaliza la sal que luego se recoge manualmente.

Una de las mejores formas de descubrir este increíble lugar es a través de visitas guiadas, que permiten conocer de cerca el proceso de producción y la historia detrás de las salinas. Durante el recorrido, los visitantes pueden caminar entre los erares, observar el trabajo de los salineros y aprender sobre la importancia que ha tenido la sal en la economía y la cultura de la región. Además, el Valle Salado organiza talleres donde los participantes pueden experimentar de primera mano cómo se recoge la sal y llevarse su propio paquete de “oro blanco” como recuerdo.

El valor del Valle Salado no solo radica en su historia, sino también en su entorno natural y biodiversidad. Las peculiares condiciones salinas del valle han creado un microclima único donde crecen especies vegetales adaptadas a este ambiente extremo, algunas de ellas raras y protegidas. También es un hábitat importante para aves acuáticas y otros animales que encuentran refugio en este ecosistema singular.

El Valle Salado de Añana es un ejemplo sobresaliente de cómo la interacción entre el ser humano y la naturaleza puede dar lugar a un paisaje tan productivo como bello. La sal producida aquí, que es reconocida por su alta calidad y pureza, se utiliza no solo en la cocina, sino también en tratamientos de bienestar, lo que añade un atractivo adicional para los visitantes interesados en la salud y el bienestar.

Santuario de Estíbaliz

Ubicado a solo 10 kilómetros de Vitoria, el Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz es uno de los templos más importantes y venerados de la provincia de Álava. Este santuario románico, dedicado a la patrona de Álava, no solo es un lugar de peregrinación espiritual, sino también un monumento histórico que refleja siglos de fe y cultura en la región. Situado en lo alto de una colina, el santuario ofrece unas impresionantes vistas de los campos y montañas circundantes, lo que convierte la visita en una experiencia tanto religiosa como visual.

El edificio actual data del siglo XII, aunque su origen se remonta a tiempos anteriores. La iglesia románica es el corazón del santuario y está considerada una joya del románico alavés por su arquitectura austera pero elegante, con su fachada decorada con motivos geométricos y figuras religiosas talladas en piedra. Una de las características más destacadas es la imagen de la Virgen de Estíbaliz, una talla románica de madera policromada que ha sido venerada durante siglos y atrae cada año a numerosos peregrinos.

Pero el Santuario de Estíbaliz no es solo un lugar de devoción. También es un espacio lleno de historia y leyendas. Durante siglos, este lugar ha sido un punto de encuentro espiritual para los habitantes de la región, y todavía hoy se celebran importantes festividades, como la romería anual en honor a la Virgen, donde decenas de fieles suben al santuario para rendir homenaje y participar en las ceremonias religiosas.

El entorno del santuario también invita a la calma y el disfrute de la naturaleza. El lugar está rodeado de senderos y bosques que ofrecen la posibilidad de realizar rutas de senderismo suaves, perfectas para quienes desean combinar la visita al monumento con un paseo por el campo alavés. Además, cerca del santuario se encuentran restos arqueológicos que indican que la zona ha estado habitada desde tiempos prerromanos, lo que añade una dimensión histórica aún mayor a la visita.

Un aspecto interesante del Santuario de Estíbaliz es su conexión con el Camino de Santiago, ya que este lugar ha sido tradicionalmente una parada para los peregrinos que recorren la ruta jacobea en su paso por Álava. La combinación de espiritualidad, historia y naturaleza hacen de este santuario un lugar de visita obligada para quienes buscan qué ver cerca de Vitoria, ya sea por interés cultural, religioso o simplemente para disfrutar de la tranquilidad que ofrece.

Oñati y el Santuario de Arantzazu

A poco más de una hora de Vitoria, el pueblo de Oñati y el cercano Santuario de Arantzazu ofrecen una combinación única de historia, arte y naturaleza en uno de los rincones más bellos del País Vasco. Oñati es conocido por su riqueza arquitectónica, con edificios que datan de la Edad Media y el Renacimiento, mientras que Arantzazu, situado en plena Sierra de Aizkorri, es un lugar de peregrinación espiritual que también impresiona por su vanguardista diseño y su espectacular entorno natural.

Oñati, considerado uno de los pueblos más bonitos de Guipúzcoa, ha sido apodado “la Toledo del Norte” debido a su majestuoso patrimonio histórico. Pasear por sus calles empedradas te transporta a otra época, con sus palacios, iglesias y plazas que hablan de un pasado próspero. El edificio más destacado es sin duda la Universidad Sancti Spiritus, fundada en 1540 y considerada la primera universidad del País Vasco. Su fachada plateresca y su claustro renacentista son un tesoro arquitectónico que refleja el esplendor de Oñati en siglos pasados.

Sin embargo, es el cercano Santuario de Arantzazu el que atrae a miles de visitantes cada año. Situado en lo alto de un desfiladero, rodeado de montañas y bosques, el santuario es un impresionante ejemplo de la fusión entre espiritualidad y modernidad. Aunque el origen del santuario se remonta al siglo XV, el edificio actual es una obra maestra de la arquitectura contemporánea, reconstruido en 1955 tras un incendio. El diseño es obra de los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga, quienes crearon una estructura que combina brutalismo y formas abstractas, en un entorno natural de increíble belleza.

El interior del santuario alberga obras de arte de artistas vascos de renombre, como Jorge Oteiza, cuyas esculturas abstractas en la fachada principal representan a los doce apóstoles, o los frescos de Néstor Basterretxea y los impresionantes vitrales de Lucio Muñoz, que aportan un aire místico y contemporáneo al espacio sagrado. La imagen de la Virgen de Arantzazu, patrona de Guipúzcoa, es el centro de devoción, y cada año, peregrinos y visitantes acuden para rendirle homenaje.

Pero más allá del arte y la arquitectura, el entorno natural de Arantzazu es uno de los grandes atractivos del lugar. Ubicado en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz, el santuario es punto de partida para numerosas rutas de senderismo, incluyendo la ascensión al Monte Aizkorri, una de las cumbres más altas del País Vasco. Estas rutas ofrecen vistas espectaculares de los valles y montañas circundantes, y son ideales para quienes buscan combinar espiritualidad y naturaleza en una misma visita.

Además, el santuario está conectado con el Camino Ignaciano, una ruta de peregrinación que sigue los pasos de San Ignacio de Loyola. Este camino espiritual, que une Loyola con Manresa, es una opción cada vez más popular para los amantes del senderismo y aquellos que buscan una experiencia de introspección.

El Embalse de Ullíbarri-Gamboa

A solo 20 kilómetros de Vitoria se encuentra el Embalse de Ullíbarri-Gamboa, el mayor embalse del País Vasco y un auténtico paraíso natural para los amantes del agua y las actividades al aire libre. Este embalse no solo abastece de agua a la capital alavesa y a otras localidades cercanas, sino que también se ha convertido en uno de los lugares más populares para disfrutar de deportes acuáticos, paseos por la naturaleza y relajarse en sus playas rodeadas de montañas.

Con una superficie de más de 1.400 hectáreas, el embalse ofrece numerosas opciones de ocio y es un refugio perfecto para aquellos que buscan qué ver cerca de Vitoria en un entorno natural y relajado. Uno de sus grandes atractivos son sus playas de interior, siendo las más conocidas las de Landa y Garaio. Ambas cuentan con amplias zonas verdes, ideales para un día de picnic, baños refrescantes en sus aguas cristalinas o simplemente para tomar el sol mientras disfrutas de la tranquilidad que brinda el paisaje.

Para los aficionados al deporte, el embalse es un lugar idóneo para practicar actividades acuáticas como piragüismo, paddle surf, vela o windsurf. Existen varias escuelas y empresas que ofrecen alquiler de equipos y clases, tanto para principiantes como para quienes ya tienen experiencia en estas disciplinas. También es un sitio excelente para los amantes de la pesca, ya que sus aguas albergan una gran variedad de peces como truchas, carpas y lucios.

Además del agua, el entorno del embalse es un paraíso para los senderistas y ciclistas. El Anillo Verde del Embalse de Ullíbarri-Gamboa es una ruta circular de unos 45 kilómetros que rodea el embalse y ofrece paisajes espectaculares a lo largo del recorrido. Se puede realizar tanto a pie como en bicicleta, y la ruta está bien señalizada, con áreas de descanso y miradores donde se pueden contemplar las aguas del embalse y las montañas circundantes. Este recorrido es apto para toda la familia y ofrece una experiencia tranquila en la naturaleza, con bosques, praderas y aves acuáticas como compañía.

Qué Ver Cerca De Vitoria

Precisamente, el embalse es también un enclave importante para la observación de aves, especialmente en la zona de Garaio, que forma parte de la Red Natura 2000 por su importancia como hábitat para numerosas especies. Es un lugar ideal para los observadores de aves, ya que en sus humedales se pueden avistar aves migratorias como garzas, patos, cormoranes y otras especies autóctonas que habitan en la zona.

El Centro de Interpretación de Garaio, situado junto al embalse, ofrece información sobre la flora y fauna de la zona, así como sobre la historia del embalse y su gestión. Es una visita interesante para quienes desean aprender más sobre la riqueza natural de este entorno.

Salinas de Leniz

A unos 45 minutos de Vitoria, en el valle de Leniz, se encuentra el pequeño y pintoresco pueblo de Salinas de Leniz (Leintz Gatzaga), un lugar cargado de historia y encanto medieval. Conocido por sus antiguas salinas y su bien conservado casco histórico, este pueblo es una de las joyas menos conocidas de los alrededores de Vitoria, perfecto para quienes buscan un destino tranquilo y lleno de patrimonio cultural.

Fundado en la Edad Media, Salinas de Leniz debe su nombre a las explotaciones de sal que dieron lugar a su desarrollo. Durante siglos, la producción de sal fue el motor económico del lugar, y aunque las salinas dejaron de funcionar en el siglo XX, su legado sigue vivo en la estructura del pueblo y en sus calles. Hoy en día, se pueden visitar los restos de las antiguas salinas y aprender sobre su importancia a través de exposiciones que narran la historia de esta industria, fundamental en épocas pasadas.

El Museo de la Sal, situado en el mismo pueblo, ofrece una interesante visita para quienes deseen conocer de cerca cómo funcionaban las salinas y el impacto que tuvieron en la región. A través de reconstrucciones y elementos históricos, el museo permite viajar en el tiempo y entender cómo la extracción de sal transformó a Salinas de Leniz en un importante centro comercial durante la Edad Media.

El casco histórico de Salinas de Leniz, declarado Conjunto Monumental, es uno de los mejores ejemplos de urbanismo medieval en Álava. Pasear por sus calles es como regresar a otra época, con sus casas de piedra, balcones de hierro forjado y calles empedradas que parecen haber permanecido inmutables durante siglos. Destacan edificios como la Iglesia de San Millán, una joya del gótico vasco, y el Santuario de Nuestra Señora de Dorleta, lugar de peregrinación y considerado el santuario de los ciclistas, siendo uno de los más curiosos de la región por esta dedicación tan singular.

Además, Salinas de Leniz se encuentra rodeado de un entorno natural espectacular, lo que lo convierte en un punto de partida ideal para realizar rutas de senderismo y disfrutar de la tranquilidad de sus montes y bosques. El Valle de Leniz es famoso por su belleza paisajística, con verdes colinas, riachuelos y caminos que invitan a explorar la naturaleza. Estas rutas permiten no solo disfrutar del aire libre, sino también descubrir antiguos caseríos y vestigios de la actividad salinera.

Otro de los atractivos de Salinas de Leniz es su ambiente tranquilo y acogedor. A diferencia de otros destinos más concurridos, este pueblo ofrece una experiencia más auténtica y relajada, ideal para quienes buscan alejarse del bullicio y disfrutar de la calma de un entorno rural con siglos de historia a sus espaldas. Es un lugar perfecto para pasar una tarde paseando por sus calles, visitando el museo y saboreando la gastronomía local en uno de sus pequeños restaurantes familiares.

El Jardín Botánico de Santa Catalina

A unos 30 kilómetros de Vitoria, en el municipio de Iruña de Oca, se encuentra uno de los lugares más singulares de Álava: el Jardín Botánico de Santa Catalina. Este espacio combina naturaleza, historia y vistas panorámicas, ofreciendo a los visitantes una experiencia única en la que se entrelazan la biodiversidad vegetal y las ruinas de un antiguo monasterio medieval.

El Jardín Botánico de Santa Catalina está ubicado en el paraje de Trespuentes, en la ladera del Monte Badaya, lo que le otorga una localización privilegiada con impresionantes vistas del valle del Zadorra. Lo que lo hace especialmente interesante es su emplazamiento sobre los restos de un monasterio y castillo del siglo XIII. Estas ruinas se integran perfectamente en el diseño del jardín, creando una atmósfera mágica donde la naturaleza parece abrazar las piedras antiguas y contar historias de tiempos pasados.

El jardín alberga una colección de más de mil especies de plantas provenientes de todo el mundo, organizadas en diferentes zonas temáticas. Desde plantas aromáticas y medicinales hasta árboles exóticos y endémicos, el Jardín Botánico de Santa Catalina es un verdadero refugio de biodiversidad. Uno de los aspectos más fascinantes de este lugar es cómo las distintas especies se adaptan a las peculiares condiciones climáticas y geográficas de la ladera, convirtiéndolo en un auténtico laboratorio natural al aire libre.

Además de su riqueza botánica, el jardín es un destino ideal para los amantes de la historia. Las ruinas del antiguo monasterio y castillo medieval, que datan de los siglos XIII y XIV, ofrecen una ventana al pasado. A lo largo del recorrido por el jardín, los visitantes pueden explorar los restos de la Iglesia de Santa Catalina y los muros del antiguo castillo, mientras disfrutan del contraste entre la arquitectura en ruinas y la vegetación exuberante que lo rodea.

El Jardín Botánico de Santa Catalina también es un espacio perfecto para el senderismo. Desde su entrada, parten varias rutas que permiten a los visitantes explorar el entorno natural del Monte Badaya. Las rutas están diseñadas para todos los niveles, y algunas de ellas ofrecen vistas espectaculares de los paisajes circundantes, especialmente en los días despejados, cuando es posible ver los montes de Álava y el Valle del Zadorra en todo su esplendor.

Además, el jardín organiza diversas actividades a lo largo del año, como talleres de jardinería, eventos culturales y visitas nocturnas bajo el programa “Noches Estrelladas”, que aprovechan la excelente calidad del cielo en esta zona para realizar observaciones astronómicas. Este tipo de eventos ofrecen una forma diferente de disfrutar del jardín, combinando el conocimiento de las estrellas con la serenidad de la naturaleza en un entorno único.

El Parque Natural de Izki

A unos 50 kilómetros de Vitoria, el Parque Natural de Izki es uno de los espacios naturales más impresionantes y menos conocidos del País Vasco, ideal para aquellos que buscan una experiencia en plena naturaleza. Con más de 9.000 hectáreas de bosques, montañas y valles, Izki es un paraíso para los amantes del senderismo, el ciclismo de montaña y la observación de fauna y flora. Su gran diversidad ecológica y su tranquilidad lo convierten en un lugar imprescindible para descubrir cerca de Vitoria.

El Parque Natural de Izki alberga una de las masas forestales más extensas y bien conservadas de la región. Destaca especialmente su bosque de roble marojo, uno de los más grandes de Europa, que cubre gran parte del parque con su característico follaje. Este tipo de roble es poco común y forma un ecosistema único que da cobijo a numerosas especies animales. Entre los habitantes más destacados del parque se encuentran el águila real, el halcón peregrino y el pito negro, lo que convierte a Izki en un lugar de gran interés para los aficionados a la observación de aves.

Uno de los grandes atractivos del parque es su red de senderos bien señalizados, que permiten a los visitantes explorar sus rincones más bellos. Entre las rutas más populares está la que lleva al Monte Soila, una cumbre que, aunque no muy alta (993 metros), ofrece unas vistas espectaculares del parque y del valle circundante. Otra opción es la ruta que recorre el Cañón del río Izki, un estrecho y profundo valle donde las paredes de roca caliza y la vegetación exuberante crean un paisaje impresionante.

Además, el parque cuenta con rutas especiales para la bicicleta de montaña. De hecho, Izki es conocido por tener uno de los mejores circuitos de BTT (bicicleta todo terreno) de la región, con más de 400 kilómetros de pistas que atraviesan bosques y montañas. Tanto si eres un ciclista experimentado como si prefieres un paseo más tranquilo, hay rutas para todos los niveles que te permitirán disfrutar del entorno de una manera activa y divertida.

Otro de los puntos de interés del parque es la Cueva de San Román, un pequeño pero encantador refugio rocoso que ofrece una vista panorámica del valle. A lo largo del recorrido, es posible descubrir la historia geológica de la zona y cómo las comunidades humanas han interactuado con este entorno a lo largo de los siglos.

El Parque Natural de Izki no solo es una joya para los amantes de la naturaleza y el deporte, sino que también alberga el Campo de Golf de Urturi, uno de los más prestigiosos del País Vasco. Este campo, integrado armoniosamente en el paisaje natural del parque, ofrece una experiencia única para los aficionados al golf, combinando el deporte con la tranquilidad de la naturaleza.

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