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Rongai Gate (1996 mts) – Simba Camp (2671 mts)

El día comenzaba muy temprano en el aeropuerto, de esas horas que no sabes si cenar o desayunar, nuestro vuelo salía a las 6AM de Barajas, así que con más que legañas en los ojos embarcamos hacia Amsterdam donde cogeríamos el vuelo que no llevaría directamente al aeropuerto del Kilimanjaro donde llegamos pasadas las 18.oo y con la noche ya bien entrada.
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Día 0 (Madrid-Moshi)

Llegar a África de noche es cuanto menos curioso, es imposible poner rostro a nadie, porque allí son negros, nigérrimos. Tras reconocer poco más que el cartel donde ponía nuestros nombres nos montamos en un coche que nos llevaría hasta el hotel de Moshi. En el camino se subió al coche una persona en ese momento completamente desconocida, pero que se convertiría en nuestro faro durante la ascensión, nuestro guía Filex.

Comenzaron el intercambio de impresiones y pareceres, Filex con su castellano de academia nos empezaba a contar cositas de lo que nos esperaba los siguientes días, pero sin desvelar gran cosa, cosa que seguiría haciendo el resto del viaje, contar lo justo.

Ya en el hotel de Moshi Filex se despidió de nosotros y nos emplazó a las 9.00 AM del día siguiente para revisar la mochila que llevaríamos y comenzar la primera etapa.

Día 1: Rongai Gate (1996mts) – Simba Camp (2671mts)

Con los nervios de haber llegado a un país desconocido y la expectación por lo que nos quedaba hasta llegar al techo de África desayunamos y nos reunimos según lo acordado con Filex que nos examinó la ropa y nos aconsejo lo que llevar y lo que dejar. Solo con lo que nos dijo de llevar de abrigo ya se intuía que en la cima iba a hacer más que frió. Así que mochilas empacadas y rumbo a la puerta de acceso al parque del Kilimanjaro. Por el camino paramos a aprovisionarnos de las 4 cosas que se nos habían olvidado como pastillas potabilizadoras y aprovechamos a comprar una SIM Tanzana para poder estar más o menos localizables.

Tras casi 2h tras haber salido de Moshi llegamos al punto donde se acababan las 4 ruedas. Tocaba armarse con la mochila de ataque y comenzar a andar. Nuestra expedición la componían 9 personas más dos guías, 11 en total, con nosotros 13. El equipo se encarga de llevar todo el campamento (tiendas, comida y cocina) para los siguientes 5 días así como nuestras mochilas grandes, ya que nosotros solo llevamos la de ataque con agua y ropa de abrigo por si se pusiera a llover.

Ya casi estaba todo listo, un pequeño picnic antes de partir y arrancaba la ascensión desde los 1.996 metros a los que se encuentra “Rongai Gate”. Los primeros pasos fueron lentos, muy lentos, excesivamente lentos, pero todo desde la lógica. Es un dato que ya lo había leído con anterioridad por lo que no me sorprendió realmente, es el ritmo al que te acostumbran a ir desde el primer momento para que los problemas de aclimatación se reduzcan al mínimo.

Su lema es “pole, pole” (lento, lento en suajili). Así que “pole, pole” fuimos ascendiendo lentamente por un bosque frondoso donde nos cruzamos con agricultores y pudimos ver algún que otro mono. Las primeras horas siempre son de intercambio cultural, así que comenzamos a aprender nuestras primeras palabras en suajili como: “Asante” (Gracias), “Jambo” (Hola), “Mambo” (Que tal), “Poa” (Bien), “Karibu” (Bienvenido), y otras muchas que fuimos aprendiendo a lo largo del viaje.

Rongai Gate (1996 mts) - Simba Camp (2671 mts)

Casi sin darnos cuenta habíamos llegado a “Simba Camp” el primer de los campamentos situado a 2671 mts. Poco más de 3h nos llevó la primera etapa y sin ninguna complicación gracias al ritmo “pole, pole” que nos marcó Filex. Ya en el campamento conocimos lo que iba a se nuestro hogar durante los próximos 6 días, nuestra maravillosa tienda de campaña. En el mismo campamento se instalo otra expedición de un par de alemanes que serían nuestros compañeros de fatigas durante todo la ascensión a pesar de ir cada uno con nuestro equipo.

Así que con las tiendas montadas era la hora de descansar un poco y esperar a la hora de la cena donde saboreamos una de las mejores cremas de todo África, no es broma, el cocinero nos hizo durante todo el viaje unas cremas exquisitas. Así que con la noche ya cerrada y la panza llena, nos retiramos a nuestra “alcoba” a pasar la primera de las noches de la ascensión.

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