Crónica Viajera Jordania | Día 1 | Wadi Mujib, Dana y La Pequeña Petra

Bueno, lo prometido es deuda, por fin tenemos acceso a internet y veremos si consigo resumir estos primeros días de viaje.

Aterrizamos en Amman sobre las 22:00 de la noche (hora local), allí nos esperaba, con un cartel equivocado, pero nos esperaba nuestro contacto aquí. Nos presentó a Salah, un tipo de aspecto rudo, pero con una sonrisa peculiar,.. intercambiamos cuatro palabras y llegamos al hotel. Nada más llegar vimos como al coche de delante le revisaban los bajos con un detector y al entrar al hotel tuvimos que pasar todo el equipaje por el detector de metales, así que una vez limpios de sospechas terroristas llegamos a nuestra habitación donde caímos rendidos,… el día había sido largo y resacoso, pero todo salió según lo previsto.

El día siguiente arrancaba a primera hora de la mañana, donde nos encontramos con nuestro guía local, Marcos un tipo que hasta ahora se ha preocupado de todos los detalles para que todo salga bien, y estemos a gusto. Así que Salah, Marcos, Laura y yo salimos rumbo nuestras primeras visitas en el país. Visitamos una iglesia que conserva uno de los primeros mapas del mundo, un mosaico del que quedan un pequeño trozo, tras unas pequeñas nociones de historia nos dirigimos al monte Nebo. Visitas obligadas por la importancia de los lugares, pero que no dejan de ser un poco aburridas la verdad.

Tras esto, empezaba el viaje que veníamos buscando, el de patear y conocer rincones escondidos. Así que pusimos rumbo a Wadi Mujib. Esta fue la primera sorpresa del viaje, nublados por la omnipresente Petra, no habíamos prestado la suficiente atención al resto del programa, pero Wadi Mujib es uno de esos sitios que no hay que perderse. Se trata de una garganta por la que discurre un rio y que has de ir remontando entre cascadas hasta llegar a la cascada final donde puedes disfrutar de un buen momento de relax antes de volver por el mismo camino. La bajada fue algo más accidentada que la subida, el agua baja con fuerza y hay saltos en los que literalmente el agua te lleva por delante. Después de una hora y media volvíamos a estar sanos y salvos en el coche, donde nos esperaba un relajado Salah.

Salah es uno de esos tipos con fé y aquí en Jordania están en medio del ramadán, donde los musulmanes deben guardar ayuno durante todo el día, y no pueden ni beber, ni comer… y en un país como este en Agosto, lo de no beber es una auténtica proeza. Así que Salah nos esperaba relajado y a la sombra para poder llegar al final del día sin percances.

Tras este pequeño trekking pusimos rumbo a la reserva natural de Dana, por un precioso camino bordeando todo el mar muerto. Dana es un pueblo perdido en medio de la nada que tiene un par de albergues a la entrada del parque natural.

Dana es un sitio para relajarse, coger un buen libro y olvidarse de la hora… y así lo hicimos. En la terraza de la habitación de donde se veía toda la garganta del valle, vimos un atardecer de esos que cuesta olvidar.

Cual abuelitos pasábamos hojas y minutos, hasta que llegó la hora de cenar. Recargamos pilas con una buena dosis de comida típica de Jordania y tras esto tocaba ir a descansar para lo que nos esperaba al día siguiente.

Hoy, después de un buen madrugón y un mejor desayuno, nos hemos encontrado con Marcos y Salah que nos esperaban listos para un nuevo día de trekking. Hemos entrado al parque natural y según íbamos caminando Salah nos iba hablando sobre las frutas y plantas del lugar,… nos ofrecía cualquier cosa comestible que se cruzaba por el camino.

A Salah se le veía feliz, se notaba que él era feliz con tierra debajo de los pies en vez de asfalto. Es sorprendente la energía que puede tener, sabiendo que le queda todo el día por delante sin comer, y sobre todo sin beber. Hemos disfrutado de un par horas largas de buenas vistas y buena compañía.

Al terminar el trekking, el sol ya apretaba y como mandan las tradiciones hemos disfrutado de un buen té con nuestro ya amigos Marcos y Salah. Tras esto hemos puesto rumbo hacia la pequeña Petra. Esta vez condujo Marcos, ya que Salah tenía mucha sed y estaba un poco alicaído.

Marcos ha decidido llevarnos por un camino diferente, y ha resultado ser de lo más acertado. No sabemos cómo sería el otro camino, pero las vistas de este bien merecían la pena.

La pequeña Petra es un lugar poco visitado por los turistas, pero que merece la pena visitar. Bien es cierto que todavía no hemos visitado Petra, y la pequeña Petra ha sido la primera muestra de una ciudad tallada en roca, y la verdad es que impresiona.

Marcos nos ha hablado de la historia de la cuidad y de cuál eran las funciones de los diferentes lugares. Dedicamos un buen rato a la visita, pero sin extendernos ya que a esas horas el sol ya aprieta con fuerza.

Tras esto hemos puesto rumbo al hotel de Petra, en el que hemos tenido toda la tarde para relajarnos en la piscina y pasear tranquilamente. El hotel es de esos que quitan el hipo, no tanto por el hotel, sino por las vistas que tiene.

Desde la piscina se puede ver toda la colina que guarda en su interior la gran Petra. Tras un chapuzón y un merecido descanso, y sobre todo, cuando el sol empezaba a ser amigable, hemos puesto rumbo al pueblo.

Es entrañable ver a todas las familias cómo se ponen en los lados de las carreteras con sus picnic esperando a que el sol se ponga para poder comer juntos después de todo el día ayunando.

En el pueblo, obviamente no había un alma, todo el mundo estaba llenando el buche, pero hemos acabado en una pequeña terraza fumando una  buena sisha y charlando con un par de israelís.

Una vez agotada la sisha, vuelta al hotel.. y aquí estamos preparando todo para el gran día, el día en que por fin conoceré Petra. Mañana será un día duro, más de 7h de caminata nos aguardan antes de conocer Petra en su totalidad.

Así que hasta aquí puedo leer, mi cuerpo pide cama y creo que he de concedérselo.