Como cualquier viaje que se precie, hay que terminarlo en todo lo alto y sobre todo de relax. Y este no iba a ser de otra manera. Las paradisiacas playas de Varadero y una brillante pulserita nos esperaban.
Hoy amaneceríamos en la preciosa Trinidad y dormiríamos en la histórica Santa Clara.
Nuestra siguiente parada sería Trinidad una de las ciudades coloniales mejor conservadas no sólo de Cuba, sino también de América, inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Viñales, un pequeño pueblo de la sierra Cubana que esconde todo el encanto de la magia del puro.
El primer paseo, con una noche cerrada y por una Habana destartalada es algo que no se olvida.